Si bien recibir un impacto de bala en la cabeza ya es lo suficientemente grave y potencialmente mortal, que el tiro afecte el hemisferio izquierdo del cerebro es más dañino para la mayoría de la población.

Esto se debe a que los hemisferios del cerebro están cruzados respecto al dominio del cuerpo. Es decir, que para los diestros el hemisferio dominante es el izquierdo y para los zurdos, el derecho.

“La mayor parte de la población es diestra y, por eso, hay predominancia del hemisferio izquierdo, por lo que probablemente un disparo en esa zona va a generar secuelas más graves en cuanto a las habilidades en el proceso de recuperación”, explicó el Dr. Pablo Lemir, médico forense.

Recordó que el ser humano usa solo una fracción de la capacidad del cerebro y, cuando se realiza una rehabilitación después de una herida tan grave como un disparo en la cabeza, se pueden ir encendiendo zonas inactivas para reemplazar las áreas afectadas, aunque puede no se recupere el 100 %.