Ayer, el tradicional Viernes Santo en Tañarandy se vivió con mucha emoción el homenaje a su creador, el artista popular, Koki Ruíz, en el primer año sin su presencia física. Sin embargo, su legado permanece en cada corazón que mantiene viva esta tradición, impulsada este año por sus hijos.

Los cuadros vivientes, las antorchas, la procesión de la Virgen Dolorosa, momentos donde se convergen la fe y la tradición. Entre los cuadros, en “La última cena”, participaron las hijas de Koki Ruiz y 12 colaboradores. También se mostraron figuras del retablo como Chiquitunga, San Francisco y San Ignacio.

“Fue increíble lo emocionada que estuvo la gente, esta mañana dimos un concierto de música barroca en la represa y unas pantallas de gigantes proyectaban la obra de Koki y la gente hablando sobre él, al final creo que él está más presente que cuando estaba en vida”, comentó el historiador y docente de la UC, Carlos Bedoya.

Al finalizar, se presentaron los hijos de Koki en el Cuadro de la Última Cena, dejando el centro vacío, donde reposaban el pan y el vino en la mesa, en representación de Koki. Su hijo, Julián Ruíz, cerró el acto diciendo: “Mientras haya una vela prendida y alguien que cante, habrá Tañarandy”.