Comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas en el siglo XIV. Fueron san Bernardino de Siena y sus discípulos quienes propagaron el culto al santo nombre de Jesús: “Yahvé es salvación”, con el monograma del Santo Nombre: I H S.
Las tres primeras letras de la palabra “JESÚS” en griego son: I H C y luego se transliteraron al latín como I H S, que traduciría:
I: Iesus (Jesús), H: Hominum (de los hombres) y S: Salvator (Salvador).
San Bernardino, al igual que san Juan de Capistrano, llevaba en sus misiones el monograma del Santísimo Nombre, rodeado de rayos y pintado en una tabla de madera. Con este bendecían a los enfermos y moribundos, y obraban milagros.
Como celebración litúrgica, se celebró por primera vez en 1530, cuando Clemente VII concedió a la orden Franciscana el honor de poder celebrarlo con oficio propio.
Posteriormente, en 1721, Inocencio VI, la estableció como fiesta para la Iglesia latina el segundo domingo después de la Epifanía.
Pío X la trasladó luego al primer domingo de enero, aunque si este domingo coincide con la Epifanía, el nombre de Jesús sería celebrado el 2 de enero. Actualmente se celebra el 3 de enero.
El santo nombre de Jesús ofrece una poderosa ayuda a todas nuestras necesidades, según el mandato del propio Señor (cf. Mt 16, 17). Invocando el santo nombre de Jesús, los apóstoles obraron numerosos milagros; nos protege contra Satanás y en su nombre, obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y en la eternidad (cf. Jn 16, 23).
Hoy también se recuerda a santa Genoveva, virgen
Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica.