San Diego, religioso (1400-1463).
Diego es uno de los santos más populares en España. Aparece en las representaciones populares con el hábito franciscano, el sayal, el cordón y las llaves, por su oficio de portero y cocinero.
Diego de Alcalá nace en 1400, en el seno de una familia pobre de San Nicolás del Puerto, en la diócesis de Sevilla. Desde muy joven, “autodidacta” de la ascesis (mortificación), lleva una vida eremítica, en la que se dedica a la meditación y a la oración. Su trabajo consiste en elaborar cestos y utensilios para uso doméstico, tales como cucharas y saleros, por los cuales no pide dinero sino el paño para elaborar o para remendar sus hábitos miserables.
El humilde y obediente Diego no duda en privarse de su pan, para llevarlo a algún mendigo. Un gesto que Dios reconocerá, haciéndole encontrar la panera llena de rosas, un prodigio, a menudo, representado en el arte popular andaluz, pero, también, en los célebres ciclos pictóricos de Murillo y Aníbal Carraci. Su fama de santidad inicia, así, a extenderse por los pueblos. Sin embargo, para huir del naciente interés por su persona, decide entrar en la Orden de los Frailes Menores, en Arizafe, cerca de Córdoba. Después de haber vivido en varios conventos, es enviado como misionero a las islas Canarias, donde la idolatría y la superstición están todavía arraigadas.
Aquí trabaja durante cinco años y acepta, luego en 1446, el cargo de guardián, es decir, de superior del convento de Fuerteventura, a pesar de ser un simple laico, y centra su misión en la defensa de las poblaciones nativas, contra la esclavitud y contra los abusos de los colonizadores.
Tal oposición lo obligará a dejar las islas en 1449, por petición de las autoridades. Al año siguiente, en Roma, se ve involucrado en la terrible epidemia de peste, que flagela la ciudad. Establecido en Aracoeli, se distingue por el cuidado a los enfermos, a quienes ofrece no solamente su infinita caridad, sino también sus dones carismáticos. Al volver a España, muere el 12 de noviembre de 1463, en Alcalá de Henares, cerca de Madrid.
Es invocado para curar las úlceras del estómago.
Hoy también se recuerda a santa Agustina Pietrantoni.
Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica