13 de marzo
Santa Eufrasia nació en Constantinopla como hija de Antígono, un senador emparentado con el emperador Teodosio I. Tras la muerte de su padre, el emperador asumió la protección de Eufrasia y su madre, asegurando su bienestar en la corte imperial.
El emperador quiso obligarla a casarse a una edad temprana. Sin embargo, su madre, también llamada Eufrasia, fortaleció su fe cristiana y decidió llevarla a Egipto en busca de una vida más espiritual, lejos de las intrigas de la corte.
En Egipto, Eufrasia y su madre se unieron a la comunidad monástica de Santa María, donde la joven Eufrasia se sintió atraída cada vez más por la vida religiosa. Tras la muerte de su madre, Eufrasia pidió ser aceptada como novicia en el monasterio a la edad de ocho años.
La vida monástica de Eufrasia estuvo marcada por una profunda devoción y renuncia a los bienes materiales. Superó numerosas tentaciones con disciplina y oración, convirtiéndose en un ejemplo de vida espiritual para sus compañeras de comunidad.
Santa Eufrasia falleció a la edad de treinta años, dejando un legado de santidad y amor que inspiró a sus compañeras de monasterio, Julia y Sara, quienes juntas alcanzaron la santidad.