Se encontraba rezando el Santo Rosario, un grupo de cerca de cincuenta personas, en la parroquia de San Jorge Mártir, ubicada en Paiporta, España. Antes de la exposición del Santísimo Sacramento, recibieron el aviso de la emergencia de la aproximación de una avalancha.
“No estamos muertos porque una vecina vino a buscar a su madre”, comentó el padre Gustavo Riveira, párroco de San Jorge Mártir, quien subrayó que, si no hubiera sido por esa “interrupción”, no contarían la historia.
Las calles y casas en Paiporta siguen llenas de barro, con coches destrozados y muebles arrastrados por el agua ocasionada por el fenómeno Dana. El párroco, señaló que la situación va más allá del barro y el fango, pues las personas están viviendo no solo la pérdida material, sino también el dolor de ver su comunidad en ruinas; sin embargo, también destacó la solidaridad de la gente.