Evangelio de hoy
MIÉRCOLES DE LA SEMANA 27ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Lucas 11, 1-4
“Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino”
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”. Palabra del Señor.
Meditación
Señor, enséñanos a orar. En este año dedicado a la oración hemos rezado tanto, que no se podría cuantificar. La cantidad y ¿la cualidad? La calidad de oración, los frutos puestos en común, la conversión y las actitudes nuevas a nivel personal y comunitario.
La oración común en familia, comunidad y oración continua, en cualquier ambiente fue recomendada por Tertuliano, Orígenes, San Cipriano, San Agustín, etc. “Qué y cómo se ha de orar, qué decir a Dios en la oración, cuál sea el mejor tiempo para ella … “Pues no sabemos orar como conviene” (Rom 8,26). Lo que debemos pedir, el contenido: “Pidan cosas grandes y las pequeñas se les dará por añadidura; pidan por los que los maltratan” (Lc 6,28). “Rueguen al Señor de la mies, que envíe obreros a su campo” (Lc 10,2). No rezaban de cualquier modo, sino lo que encontraban en las Sagradas Escrituras (ver 1Tim 2,8-10).
“Nadie puede llamar a Dios, Padre, si no tiene a la Iglesia por madre” y “No le decimos Padre mío, sino Padre nuestro” (S. Cipriano). La oración es divina, profunda, “el mismo Señor lo compuso en 3 partes: En palabras articuladas, en el Espíritu (lenguaje) por la que prevalece, y por la razón que argumenta (enseña)” (Tertuliano). O sea que es inspirada por la Santísima Trinidad a quien la Iglesia se dirige con humildad, ya que ella se le asemeja de manera familiar.
¡Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio!
Padre (nuestro, que estás en el cielo),
santificado sea tu nombre,
venga (a nosotros) tu reino,
(hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo),
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
(mas líbranos del mal).
Gentileza del Arzobispado de Asunción