San Francisco y Santa Jacinta Marto, dos pequeños pastores de Fátima, Portugal. Nacidos en Aljustrel en 1908 y 1910, respectivamente, los hermanos vivieron una infancia sencilla cuidando ovejas y compartiendo una conexión especial con su prima, Lucía dos Santos, quien les hablaba de Jesús.
En 1917, la Virgen María se les apareció en Fátima y les dijo. A pesar de enfrentar calumnias y desafíos, los niños permanecieron valientes y dedicaron sus vidas a consolar al Señor y a la Virgen. Después de las apariciones, continuaron con sus vidas cotidianas, asistiendo a la escuela y manteniendo una profunda devoción.
Francisco y Jacinta Marto contrajeron bronconeumonía en diciembre de 1918 durante una epidemia que azotaba Europa. A pesar de la enfermedad, Francisco mostró serenidad y alegría, a sabiendas de que la muerte se acercaba.
El 4 de abril de 1919, Francisco falleció. Jacinta, enfrentando la pérdida de su hermano y su propia enfermedad, soportó dolores insoportables, dedicándolos a la Virgen y a la salvación de los pecadores. El 20 de febrero de 1920, a los diez años, Jacinta murió, dejando un impactante mensaje sobre los pecados que llevan al infierno y la necesidad de penitencia.
Los cuerpos de Francisco y Jacinta reposan en el Santuario de Fátima, tras su beatificación en 2000 y canonización en 2017.