Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 23ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Lucas 6, 27-36
“Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso“
Jesús dijo a sus discípulos: Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. Palabra del Señor.

Meditación
El cristiano es en definitiva una persona distinta a las demás. Sus criterios no van muy de acuerdo con los del mundo pues ha adoptado la “ilógica” manera de pensar de su Maestro. Lo más extraño de todo es que, a pesar de lo ilógica que parece la enseñanza de Jesús, es la única que nos garantiza la verdadera felicidad.

Y es que, quien sigue de cerca a Jesús, aprende a dar y no sólo a recibir; a perdonar, a pesar de ser el ofendido; a amar cuando sólo se recibe ingratitud. Curiosamente quien obra así, experimenta una gran alegría, y sobre todo, una profunda paz, sin embargo, todo esto sólo pude ser conocido y vivido desde adentro.

Es decir, es necesario, por un lado buscar el vivir de acuerdo al Evangelio, pero por otro y quizás más importante, permitirle al Espíritu Santo conducir nuestra vida. Seamos hombres y mujeres diferentes, auténticos seguidores del Maestro, y mostrémosle al mundo que en lo “ilógico” del Evangelio está la felicidad.

Gentileza del Arzobispado de Asunción.