Por Cielo Medina
José Espínola, del Sindicato de Guardiacárceles, señaló que no quieren entrar en el penal por falta de seguridad y aseguró que si persiste la situación actual la toma del martes se puede repetir. Entre sus principales quejas, se cuenta la poca cantidad de personal para atender a toda la población penitenciaria y el bajo salario que perciben desde hace años.
Espínola explicó que solo hay 50 guardiacárceles por cada turno, quienes son destinados a cubrir diferentes sectores. Actualmente, un guardia se encarga de custodiar entre 150 y 160 internos, manifestó.
Por otro lado, aseveró que están cansados de trabajar con tan poca seguridad en el penal y un salario paupérrimo, que no les alcanza para cubrir las necesidades de su familia.
Ante esta situación, y luego de la toma del penal por un grupo criminal el pasado martes, Espínola manifestó que solo están custodiando la parte del frente del penal, en la calle, para no dejar del todo sin guardia y que adentro hay como 9 a 11 guardiacárceles que están custodiando a los cerca de 3.700 internos.
Comentó trabajan solo por cumplir, por el pan de cada día, y que asisten a las guardias pero sin tener el control del penal. Destacó que sus compañeros que están adentro prácticamente están a la merced de los internos y que lo que pasó recientemente en Tacumbú, cuando los internos tomaron el control, puede volver a ocurrir.
Los guardias cárceles exigen dos puntos a las autoridades: más personal, que es uno de los mayores faltantes para mejorar la seguridad en el penal, y un mejor salario, ya que actualmente un contratado gana apenas G. 2.500.000 mensual, y el permanente gana G. 3.600.000, y hace más de 12 años no tienen aumento.
«Uno se arriesga, arriesga la vida del compañero, el trabajo es peligroso y por un salario tan pobre, ya estamos cansados, necesitamos una ley que nos ampare jurídicamente, hace 22 años que están rechazando una ley que nos pueda amparar en estos casos, ni un seguro de vida no tenemos, ni un seguro de salud, hay muchas falencias para nosotros», concluyó Espínola.