El Cardenal Adalberto Martínez Flores, Arzobispo de la Santísima Asunción, recordó que ayer el Papa Francisco dijo en el balcón que da a la Plaza de San Pedro, “Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua”, para luego dar su bendición urbi et orbi (a la ciudad y al mundo). Y a pesar de verse cansado, recorrió la Plaza multitudinaria de San Pedro mostrando alegría.
Recordó que su paso por el Paraguay, fueron días profundos y también de enseñanzas que quedaron en los corazones. El Papa de las periferias decía: “el centro se conoce mejor desde las periferias”. Abrió las puertas en Roma, “en este año jubilar, para abrir las puertas a la esperanza”, mencionó.
“Fueron 12 años fecundos para la Iglesia”, y si bien es difícil despedir a un papá sin lágrimas en los ojos, “fue un Papa que no temía a la muerte y que creía firmemente en la resurrección”, sus actitudes eran más elocuentes que sus palabras, señaló.
Si bien “hay sede vacante, pero no hay vacancia de su presencia. Y sus enseñanzas y sus legados que dejó a la iglesia más dinámica”. Mostró una iglesia que vino por los enfermos, por los pecadores, “un Papa de la Misericordia y cercano”