Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 13° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Mateo 9, 1-8
“Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”. Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”. Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados, –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres. Palabra del Señor.
Meditación
El sí condicional de Dios. Jesús dice en otra ocasión que “todo es posible para el que cree” (Mc 9, 23) motivando el pedido “creo, pero ayuda a mi incredulidad”. Es cierto, creemos pero como los apóstoles, necesitamos pedir “auméntanos la fe” (Lc 17,5). A este punto, sentiríamos la presión de los fariseos, “¡una blasfemia!”. El Señor es todopoderoso, sí lo encontramos.
Nos encontramos ante un dilema. Hacer caso a los escribas o a Jesús. El Papa Francisco nos enseña que “la realidad es superior a la idea”, cosa que nos remite al contexto, la situación humana, la realidad: la necesidad de ser sanado de la parálisis, del perdón de los pecados y la confianza a quien tiene poder para sanar. Entonces no haremos caso a los escribas sino a Jesús. Además recibiríamos “semejante poder”. A condición de nuestra disponibilidad.
El Papa dice: “!Hoy es tiempo de misión y es tiempo de valor! para reforzar los pasos titubeantes, para luchar no necesariamente para vencer, para anunciar aunque no haya conversión. Se nos pide valor para ser alternativos al mundo, pero retomar el gusto de gastarse por el Evangelio, de retomar la confianza en la fuerza que la misión trae consigo. Se nos pide valor para abrirnos a todos, pero sin disminuir lo absoluto y único de Cristo, único salvador de todos. Se nos pide valor para resistir a los incrédulos sin volvernos arrogantes” (octubre de 2016).
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida de la vida.
Amor al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Fuente: Arzobispado de Asunción.