Un expediente del Archivo Nacional de Asunción, en la sección histórica, revela un valioso testimonio: el pedido de la Beata santiagueña María Antonia de San José. Dentro de la solicitud, apeló a la ayuda de la Provincia del Paraguay para la construcción de una Casa de Ejercicios en Buenos Aires.
El encargado de llevar adelante este pedido fue el apoderado Francisco Antonio C. Beláustegui. Con el poder conferido por María Antonia, se dirigió al Paraguay con la misión de solicitar limosnas para este propósito. Pero para ello, era necesario obtener la licencia del Virrey.
Fue el 4 de enero cuando partió del Paraguay con 91 pesos, 24 reales de plata, un tirante de tajibo (tajy o lapacho) con 6/12 varas, condición de 60 palmas y 8 tirantes.
Fueron las familias de Villarrica quienes se sumaron a la causa, donando para los ejercicios y contribuyendo al techado de la Casa de Ejercicios en la colonia más antigua de la Ciudad de Buenos Aires. La estructura permanece hasta hoy como testigo de este retazo de la historia y alianza.
Además, la yerba mate que se proporcionaba a los ejercitantes era de Paraguay.
Accede al documento