Este 23 de junio de 2024, el Cardenal Adalberto Martínez Flores conmemoró el sexto aniversario de la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, “Chiquitunga”. Durante su homilía, el Cardenal recordó sus últimos momentos, siendo fiel a su amor profundo y viviendo con alegría su encuentro con Jesús.
El uno de abril de 1959, partió a los 34 años, con una sonrisa serena, que conmovió a todos los presentes.
El Cardenal destacó las virtudes y el compromiso de Chiquitunga con la Iglesia y la sociedad. Desde joven, encarnó los preceptos divinos y se dedicó al cuidado de los necesitados.
Su vida fue un constante ofrecimiento de amor, y su agradecimiento a Dios fue una manifestación de la gratificación que sentía en el servicio a los demás. La describe como un “árbol frondoso”, que dio abundantes frutos del Espíritu, nutrida por la Eucaristía y el amor de Cristo.
Finalmente, el Cardenal resaltó el legado de Chiquitunga como un modelo de santidad y compromiso social, que inspira a trabajar por una sociedad más justa y humana, combinando la acción social con la oración y la contemplación.
“Te doy gracias, mi Dios, y quisiera poder en todo y siempre decir: sí, Padre, conformando a tu divina voluntad, mi pequeña voluntad. Nunca imaginé que sería tan feliz llevando consuelo a quienes con su dolor hacen posible nuestra vida. Recorriendo hogares, prodigando aunque sea tan solo una sonrisa, como fruto espontáneo de la gracia palpitante en nuestras almas, encendido nuestro poco de Amor Divino. Ser apóstoles, Señor, que hermoso sueño” – Chiquitunga.