Amarú Guggiari, hermana de Chiquitunga, recuerda a la beata paraguaya como “la mujer más buena y alegre de la vida” y quien todo lo hacía con amor. En su familia eran siete hermanos y Amarú es la menor y señala que María Felicia la trataba con mucho cariño.

“Fue nuestra hermana especial, la buena, que nos enseñó a querer a Jesús”, manifiesta. Amarú reconoce que jamás se hubieran imaginado hasta qué punto llegaría la devoción del pueblo paraguayo hacia la beata: “La fe que tiene la gente en ella nos fue superando día a día”.

Viendo las magníficas actividades realizadas en su honor, Amarú recuerda que antes era Chiquitunga quien organizaba las procesiones y las actividades religiosas en los días de los santos o en las festividades de la Iglesia.