En la misa de Apertura del Año Jubilar, coincidente con el día de la Sagrada Familia, el Cardenal Adalberto Martínez dedicó su homilía a recordar la tarea de las familias en la formación moral y espiritual de los niños. Señaló la falta de políticas públicas que protejan a esta institución y que aborden la salud mental. También denunció la migración forzada que provoca rupturas familiares y falta de oportunidades.

El arzobispo de Asunción realizó un paralelismo entre lo que ocurre en las familias en la actualidad y la familia de Nazaret, siendo esta última una inspiración para renovar y mejorar la convivencia. Jesús crecía en “estatura” y en “gracia”, afirmó el Cardenal, sin embargo, no se puede decir lo mismo de muchos niños en la actualidad, que no cuentan con las condiciones mínimas de subsistencia para lograrlo.

“Para muchos millones de niños estas condiciones mínimas no se dan, y tienen que pagar con su muerte prematura los egoísmos inconfesables de la humanidad; egoísmo al que todos contribuimos en mayor o menor medida. Queremos que en el mundo haya justicia, pan para todos. ¿Es posible la justicia sin compartir, sin solidaridad, sin fraternidad, para que llegue a todos el alimento suficiente y los bienes indispensables para una vida digna?”, cuestionó el purpurado.

Posteriormente, indicó que la familia es un lugar privilegiado para la educación en valores: “el hijo aprende lo que la familia vive. No se puede dar lo que no se tiene. Ser padres es contagiar, día a día, en la convivencia cotidiana, lo que se valora, lo que se vive. En la familia no sólo se heredan los rasgos físicos. Se heredan también los rasgos espirituales”.

Por otro lado, habló sobre la urgencia de que el Estado cumpla el mandato constitucional de promover y proteger integralmente a las familias, la necesidad de implementar políticas públicas que garanticen oportunidades para una vida digna, tanto en el campo como en la ciudad. Advirtió que la falta de estas políticas y de oportunidades conduce a las migraciones forzadas, que rompen con la estructura familiar.

“La migración es un derecho, pero no puede ser el resultado de situaciones forzadas como la expulsión del campo a la ciudad o la emigración al extranjero porque aquí en nuestro país no tienen las condiciones ni las oportunidades para el arraigo”, afirmó.

También hizo un llamado a tomar en serio la salud mental como una prioridad de las políticas públicas, señalando su vínculo con problemas graves como la violencia intrafamiliar, feminicidios, el aumento de suicidios en niños y jóvenes, drogodependencias, el abandono, etc.

Finalmente, instó a aprovechar este tiempo de gracia, para reavivar la esperanza y renovarse espiritual y moralmente.

Foto: Julio Insfran y Mario Chávez