28 de febrero. Religiosa de la orden de San Francisco de Asís.
Antonia, una mujer italiana que encontró su vocación luego de contraer matrimonio y enviudar dos veces. Sintió el llamado hacia la vida consagrada y formó parte de la Reforma de «Observancia» de la Orden de San Francisco de Asís.
Juventud y matrimonio
Con apenas 15 años, contrajo su primer matrimonio, del cual nació su primer hijo, quien al poco tiempo quedó huérfano de padre.
Para poder continuar con la crianza de su hijo, Antonia vuelve a contraer nupcias y al poco tiempo vuelve a perder a su marido. En este momento, la pregunta sobre su misión y destino empieza a irrumpir la mente de la actual beata.
Decisión, misión y reforma
Esperó a que su hijo creciera, para poder volcarse a la vida consagrada. Haciendo caso omiso a la intención de sus padres de casarse de nuevo. Inició su camino religioso en el convento de las Hermanas Terciarias Regulares de San Francisco, en Florencia.
Después de un año de ingresar al claustro, la nombraron como Superiora del convento de Santa Ana en Foligno para luego trasladarse al convento de Santa Isabel en Aquila.
Fue en esta casa, dónde surgió la iniciativa de impulsar la Reforma de la Orden de San Francisco de Asís “Observancia” encabezada por San Juan de Capistrano y San Bernardino de Siena, con la participación de Antonia.
Esta reforma tenía como objetivo, volver al rigor y austeridad de los valores originarios característicos de la orden, para recuperar la esencia del carisma franciscano.
Con la autorización del Papa Nicolás V, San Juan de Capristraco le concede el monasterio de Corpus Christi, en la cual, Antonia reúne a 11 de sus religiosas para practicar la regla original de Santa Clara de Asís.
El 28 de febrero de 1472, fallece con 72 años de edad y fue beatificada el 17 de septiembre de 1847 por el Papa Pío IX.