Evangelio de hoy

MIÉRCOLES DEL TIEMPO DE NAVIDAD

Evangelio según San Marcos 6, 45-52

«Tranquilícense, soy yo; no teman»

Después que los cinco mil hombres se saciaron, enseguida Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar. Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra. Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo. Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: “Tranquilícense, soy yo; no teman”. Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor, porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida. Palabra del Señor.

Meditación

La Iglesia no debe perder nunca la esperanza de que el Señor está siempre en la barca de su Iglesia, y es necesario que descubramos que él camina con nosotros, nos asegura su presencia: “yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia”(Mt 28, 20). Basta que miremos con ojos limpios de fe, amor y esperanza para descubrirte siempre vivo y presente en la Iglesia y en la historia.

Nunca confundas con un fantasma, es el Rostro visible del Dios invisible, que nos deja una tarea “construir su Reino de justicia, amor y paz. Aunque haya tormentas en tu vida, él es fiel que vive y mora en nosotros.

-Gracias, Señor porque tu fidelidad y permanencia con nosotros es siempre.

-Haz que te descubramos presentes en el rostro sufriente del prójimo.

 

Gentileza del Arzobispado de Asunción