Tras el Operativo Peine Fino, llevado a cabo en la cárcel de Ciudad del Este, se descubrió que los internos penitenciarios manejaban las habitaciones destinadas a encuentros íntimos de los reclusos con sus parejas (privadas) como un reservado o, incluso, como un prostíbulo.
Víctor Benítez, viceministro de Política Criminal, señaló que ya se identificó a la persona que estaba a cargo del negocio y que podría ser derivada a una cárcel bajo régimen cerrado especial. Además, adelantó que tanto el director del penal como varios agentes penitenciarios serán sometidos a sumarios administrativos.
Al menos 50 mujeres estaban presentes en el sitio durante la intervención en el penal y se sospecha que muchas de ellas serían trabajadoras sexuales, cuyo ingreso a las privadas está prohibido, ya que cada interno debe declarar quién es su pareja y solo puede ingresar a ese sector con dicha persona.
Respecto al laboratorio de drogas que funcionaba dentro de la penitenciaría, Benítez manifestó que no cree que las autoridades del recinto lo ignoraran, sino que simplemente no lo informaron. En ese sentido, reconoció que no se tiene lo necesario para lograr un cambio definitivo en el sistema penitenciario.