En el sexto día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, el Padre Blas Arévalos, administrador de la Diócesis de Villarrica, denunció dos problemáticas críticas: la contaminación en Paso Yobái por la minería irresponsable y la falta de control. También habló del deterioro del Instituto de Previsión Social (IPS).

 

El Padre centró su homilía primeramente en Paso Yobái, calificándola como “la herida más sangrante de la Diócesis”. Señaló el uso de mercurio y cianuro en la extracción de oro. Son químicos que atentan contra la salud y el medio ambiente. Reclamó la inacción de instituciones como el Ministerio del Ambiente y el Ministerio Público, exigiendo una acción inmediata y responsable. 

 

Además, llamó a las pastorales sociales de las diócesis a fortalecerse y escuchar el clamor de los más necesitados y ayudarlos. Reflexionó sobre las raíces de la injusticia: la codicia y el ansia de dominio como fuentes de pecado que agravan los problemas sociales e institucionales, fomentando desigualdad y violencia. 

 

Como ejemplo, mencionó la crisis del IPS, afectado por un sistema informático obsoleto, una administración deficiente y recursos insuficientes para los asegurados. Recordó que la misión de la Iglesia: “no se entiende sin la caridad. Ser cristianos es, además de rezar y cumplir preceptos, también extender nuestras manos al necesitado”, concluyó.