Evangelio de hoy
MARTES DE LA SEMANA 29ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Lucas 12, 35-38
“¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada!”
Jesús dijo a sus discípulos: Estén preparados, ceñidas las vestiduras y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así! Palabra del Señor.

Meditación
Hoy recordamos al Papa san Juan Pablo II, Karol Wojtila, quien nació en Wadowic, Cracovia (Polonia), el 18 de mayo de 1920 y falleció en el Vaticano el 2 de abril de 2005, vísperas del II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia. Nombrado Obispo auxiliar de Cracovia, pasó a ser Arzobispo de esa sede en 1964. Elegido Papa el 16 de octubre de 1978, tomó el nombre de Juan Pablo II. Consagró todo su pontificado a la Virgen María, con el lema: “Totus tuus” (todo tuyo) y la primera encíclica Redemptor Hominis (el Redentor del hombre) fue prácticamente el programa de su pontificado: “El Redentor del hombre, Jesucristo, es el centro del cosmos y de la historia. A él se vuelven mi pensamiento y mi corazón en esta hora solemne que está viviendo la Iglesia y la entera familia humana contemporánea”. Se distinguió por su extraordinaria actividad apostólica, especialmente hacia las familias, los jóvenes y los enfermos. Promovió bastante la Doctrina Social de la Iglesia, visitó a tantos países de todos los continentes, fue el papa que dialogó con los principales políticos y líderes religiosos, y un gran mensajero de la paz y de la libertad de los pueblos del mundo entero. Visitó nuestro país en 1988, donde canonizó al primer santo del Paraguay y sus compañeros, mártires: San Roque González de Santa Cruz, e hizo que se encaminara la caída de una dictadura que mucho daño hizo a nuestra patria por tanto tiempo. El Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014. Le recordamos y pedimos su intercesión.

Dios espera de nosotros que respondamos con responsabilidad de vida ante sus mandatos, pero no avisará cuándo vendrá, indicándonos que lo hará de improviso y en el momento menos pensado. Este tiempo de espera, tiempo intermedio hasta la venida Gloriosa y triunfante del Señor, el nuestro, pidiéndonos actitud de vigilancia permanente, atentos y preparados para cuando el Señor llegue junto a nosotros. Atarse o ceñirse la cintura indica un estar de modo a que no estorbaran los vestidos para el trabajo, refiriéndose a los largos hábitos y amplias túnicas que se usaban en esa época en Oriente. Y con las lámparas encendidas, indica que la persona tenga claridad en esa actitud de espera y vigilancia hasta la venida del Señor, no estar distraídos en otras cosas que no ayude a captar el momento preciso de su llegada, porque o bien se puede perder la Gracia de entrar a la fiesta eterna con el Señor.

Quien está en guardia permanente, el vigilante, no es quien espera sin sentido o al vacío su futuro. Estar preparados como servidores, sirviendo siempre y a todos, con amor y misericordia, aunque muchos no se merezcan recibir el amor de nuestra parte, recordamos que Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10). Y así, nosotros recibimos ese impulso de amor, que sólo Él nos puede dar, para ir a amar a quien sea, aunque sean personas que nos hayan hecho daño y personas malas. Lo fundamental es que nosotros no nos comportemos con malicia con nuestros hermanos, porque atención: la medida que usamos es la que se usará con nosotros. El amor es expansivo, no podrá la persona contener tanto amor que está recibiendo, necesariamente le nacerá en su interior las ganas de compartir, misionando, sirviendo, haciendo el bien sin mirar a quién.

Perdón Señor porque muchas veces estamos distraídos coqueteando con los bienes materiales, cayendo así en la idolatría, al dejarte a Ti en segundo o tercer lugar, o por estar dormidos por tantas corrientes ideológicas que no permiten podamos ver correctamente la realidad. Ayúdanos a estar preparados y en actitud de vigilancia permanente, viviendo tus mandatos correctamente, misionando con amor sobre todo con los más pobres y necesitados de la tierra. Gracias por indicarnos que la Gracia será tan grande para quienes sean fieles hasta el final, para compartir la fiesta eterna contigo y con quienes llevaron a la práctica tu Palabra. Amén.

 

Gentileza del Arzobispado de Asunción