Santa Tais y Santa Pelagia, dos santas que, aunque vivieron en diferentes lugares y épocas, comparten un giro en sus vidas tras conocer el mensaje de Cristo. 

 

Tais, originaria de Alejandría, Egipto, y Pelagia de Antioquía (actual Turquía), experimentaron una conversión radical después de haber llevado una vida de desenfreno, una como meretriz y la otra como bailarina cortesana.

 

Atraídas por los placeres del mundo, Tais y Pelagia se alejaron de su fe cristiana. Sin embargo, el anuncio del Evangelio llegó a sus corazones, guiándolas hacia el arrepentimiento. 

 

Santa Tais, tras un encuentro con el obispo San Pafnucio, abandonó su vida de pecado y se retiró a un monasterio donde dedicó sus últimos años a la oración y la penitencia, falleciendo en paz y reconciliada con Dios. 

 

Por su parte, Santa Pelagia, fue interpelada por la predicación del obispo Nono, dejó atrás su vida pagana, se bautizó y se trasladó a Jerusalén, donde vivió en un monasterio y murió en el año 468.