Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, una advocación mariana cuyos orígenes se remontan a los siglos X y XI.

 

La virgen es conocida por brindar auxilio y consuelo en momentos de profundo dolor, emergencias, catástrofes, tentaciones, peligros inminentes y enfermedades graves.

 

La historia de la imagen del Perpetuo Socorro se popularizó en el siglo XV, cuando un comerciante lo adquirió. Durante una travesía en el Mediterráneo, pidió auxilio a la Virgen durante una tormenta, logrando que el mar se calmara milagrosamente. Esta experiencia consolidó la percepción de María como un socorro perpetuo. Aunque el comerciante deseaba que la imagen se colocara en una Iglesia, su amigo y luego la familia de este retrasaron el cumplimiento de este deseo hasta que una vecina, tras burlarse y sufrir intensos dolores, rogó a la Virgen y sanó al tocar la imagen.

 

La devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro recuerda la compasión y el auxilio que la Virgen María ofrece a quienes buscan su intercesión.