«Yo los bautizo a ustedes con agua, respondió Juan a todos. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”- Juan 1:27

 

San Juan Bautista es conocido como el único santo cuyo nacimiento se celebra, en lugar de su muerte, debido a la importancia de su papel como precursor del Mesías.

 

Desde antes de nacer, su vida estuvo marcada por lo extraordinario: fue concebido milagrosamente en la vejez de sus padres, Zacarías e Isabel, ambos no podían tener hijos hasta que Dios intervino para cumplir su promesa.

 

En su juventud, Juan vivió en el desierto, dedicado a una vida de penitencia y predicación del arrepentimiento, preparando así el camino para la venida del Mesías. Fue conocido por su bautismo simbólico de arrepentimiento en el río Jordán, invitando a la gente a purificar sus corazones y prepararse para recibir a El Salvador. Juan reconoció a Jesús como el Cordero de Dios y proclamó su llegada como el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

 

El 24 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, se dice que existe una conexión simbólica entre la luz creciente del sol y la misión de Juan Bautista, quien fue una «voz que clama en el desierto», preparando los corazones para la venida de El Salvador.