San Francisco Solano, misionero franciscano, nació en 1549 en Montilla, España.
Dedicó su vida a la evangelización de los pueblos originarios de América, específicamente en Lima, Perú. Su profunda devoción y habilidad para aprender las lenguas indígenas lo llevó a cumplir con éxito esta misión.
Conocido por su carisma y dones taumatúrgicos, San Francisco enfrentó peligros y desafíos, desde detener ataques nativos con un crucifijo hasta realizar curaciones milagrosas.
Falleció el 14 de julio de 1610 en Lima, Perú, y fue canonizado en 1726 por el Papa Clemente.