La historia de San Adrián está marcada por un suceso que cambió su vida para siempre. De ser perseguidor de cristianos a ser perseguido. La convicción y el amor a Cristo que conmueve.
Persecución a los cristianos
Nació a finales del siglo III en Constantinopla, de familia noble, formó parte del ejército imperial. Por lo tanto, persiguió a cristianos durante el gobierno de Maximiano y de Galerio.
Sin embargo, siguiendo órdenes superiores, fue testigo de un juicio organizado contra 22 cristianos. La perseverancia en la fe y la fortaleza ante las torturas y el martirio, conmovió profundamente a Adrián y decidió convertirse al cristianismo.
Luego de bautizarse, se casó con una mujer cristiana, llamada Natalia, la joven que lo acompañó en el camino de la santidad hasta el fin de su vida.
Cuando los roles se invierten
Al ser pública su conversión, lo denunciaron por su fe, lo apresaron y torturaron. Firmiliano, el gobernador de Palestina, lo mandó azotar y lo lanzó a las fieras. Al enterarse de que Adrián sobrevivió, ordenó degollarlo.
Natalia se mantuvo firme hasta el final, apoyándolo, siendo consuelo y fortaleza para el joven mártir.