JUEVES DE LA 2° SEMANA DE ADVIENTO

Evangelio según San Mateo 11, 11-15

“¡El que tenga oídos, que oiga!

Jesús dijo a la multitud: “Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!”. Palabra del Señor.

Meditación

     Orar, hablar con Dios y publicar su alabanza. El Reino de los cielos es combatido violentamente y los violentos lo arrebatan, dijo Jesús; y en este año dedicado a la oración, las penas y angustias, los gozos y esperanzas son compartidas también en la oración. Pero sabemos que no es fácil rezar para el anciano o enfermo, para los cansados y sobrecargados. A ver la templanza.

“Todo este tejido de la creación (Sal 145), toda esta belleza ordenadísima, que asciende de lo ínfimo a lo sumo y desciende de lo alto a lo íntimo, nunca interrumpida, “templada” con desemejanzas, toda entera alaba a Dios… La hermosura de la tierra es como una voz de la tierra muda. Te fijas y ves su belleza, ves su fecundidad, ves sus fuerzas: cómo concibe la semilla, cómo muchas veces produce lo que no se ha sembrado. Tú por ellas alabas a Dios” (San Agustín). Así, el dinamismo de la alabanza se abre a un amplio horizonte, al diálogo con la creación. Ella dice: “No me hice yo, me hizo Dios”. Y recordamos que San Pablo utilizó la realidad de la semilla que sembrada muere y la planta que emerge, para reflexionar sobre la Resurrección (1Cor 15, 35).

Hoy día, la belleza de los cuerpos es diversa, los gustos y modos de vida, mentalidad y costumbres, tendencias y proyectos a futuro. El mundo tiene su belleza y en ella “dentro de la belleza casi inefable viven contigo gusanos y ratones y toda clase de reptiles. Contigo conviven dentro de esta hermosura… Antes bien todo ello nos habla de “la grandeza de la belleza de tu reino””.

Gentileza, Arzobispado de Asunción