San Clemente I, Papa y mártir (Siglo I): Clemente fue el cuarto Papa, después de Pedro, Lino y Cleto, y gobernó la Iglesia entre el 92 y el 101. La Basílica de San Clemente, donde se custodian sus reliquias, es, quizá, uno de los lugares más sugestivos de Roma. Erigida en el siglo IV sobre las pendientes del Celio –probablemente sobre los restos de su casa-, está actualmente caracterizada por tres niveles, que, como en un viaje por el tiempo, nos conducen a la basílica subterránea de tres naves y finalmente, a un antiguo templo dedicado a Mitra.

De él, romano, pero de origen judío, hablan muchos autores antiguos. “después de haber fundado y edificado la Iglesia, los apóstoles, Clemente recibió el episcopado. Él había conocido a los apóstoles y había entrado en relación con ellos, tenía en sus oídos aún, el eco de su predicación y ante sus ojos su tradición”.

El pontificado dura 9 años, del 88 al 96, bajo los emperadores Domiciano, Nerva y Trajano. Poco sabemos de la actividad de este Papa, si fue martirizado o si, en cambio, el título de mártir que, a menudo, aparece asociado a su figura-, le fue conferido por las grandes dificultades de su momento histórico. Se cuenta que fue arrojado al mar, atado a un ancla (convertida en su emblema), después de una condena a trabajos forzados en Crimea. Allí, Clemente, compadecido por la sed que abrasaba a sus hermanos prisioneros, hizo brotar de la tierra una fuente de agua fresca.

Ciertamente tuvo un papel de gran importancia en la disputa con la Iglesia de Corinto, dividido por un cisma interno, causado por el rechazo a las autoridades religiosas locales.

Para dirimir la cuestión escribe, entre los años 93 y 97, estando vivo el apóstol Juan, una “carta a los Corintios”, considerada “la epifanía del primado romano”, en cuanto primer documento Papal (prototipo de todas las cartas encíclicas, escritas a lo largo de los siglos). Clemente afirma la autoridad del sucesor de Pedro, obispo de Roma, sobre las otras Iglesias de origen apostólico, delineando las relaciones que deben establecerse entre los cristianos.

Es patrono de los barqueros, de los marineros y de los escultores. Es invocado contra las enfermedades infantiles, los peligros de inundación y los aluviones.

Hoy también se recuerda a San Columbano.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica